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La conexión entre el cerebro y nuestro intestino

Hoy en día, la microbiota intestinal es un foco de estudio debido a sus múltiples funciones en el organismo y a la conexión existente entre ésta y otros órganos del cuerpo. 

Eje intestino-cerebro

La comunicación que existe entre el cerebro y el intestino es una conexión bidireccional y continua.1

Las vías de comunicación de este eje son el sistema nervioso entérico, el sistema neuroendocrino y el sistema inmune.1 Los neurotransmisores son sustancias químicas que intervienen en procesos de memoria, atención y estado de ánimo, entre otras. Algunos de estos neurotransmisores resultan como producto del metabolismo de ciertos nutrientes, en donde participa la microbiota, por lo que una alteración en la microbiota supone una alteración en estos neurotransmisores. Un ejemplo especial es la serotonina. El 95% de la serotonina es de origen intestinal y regula el lívido, el apetito y el estado de ánimo.2

El estrés es un agente que provoca la alteración de la homeostasis incluyendo la del intestino, pues produce alteraciones en la motilidad, microbiota, permeabilidad y secreciones intestinales y con ello pueden aparecer enfermedades gastrointestinales..

Síndrome de Intestino Irritable

El SII es una de las principales enfermedades gastrointestinales cuya causa parece recaer en una alteración del eje intestino-cerebro. El 50% de los pacientes diagnosticados con ansiedad padecen también SII, asimismo los pacientes que han sido diagnosticados con SII son tres veces más propensos a tener episodios de ansiedad, ocurriendo algo similar con la depresión.3

Se caracteriza por dolor y distensión abdominal e irregularidad en el hábito de las deposiciones. Se han observado además, alteraciones en la microbiota con disminución en las especies Lactobacilli y Bifidobacteria y un aumento de Streptococci y E.Coli. La mayor parte de los pacientes parecen responder al tratamiento con probióticos.4  

Enfermedades neuropsicológicas

Se ha observado que en enfermedades psiquiátricas tales como esquizofrenia, autismo, depresión o en enfermedades neurodegenerativas, existe una alteración en la microbiota. Además, algunos fármacos para el tratamiento de estas enfermedades también provocan disbiosis en estos pacientes. Por esta razón, se están realizando estudios con los psicobióticos, cualquier tratamiento como los probióticos o prebióticos cuyo objetivo es modificar la microbiota con el fin de provocar cambios en el estado de ánimo, ansiedad y función cognitiva en estos pacientes.5 Sin embargo, se necesitan más estudios para poder utilizarlo como parte del tratamiento en un futuro ya que se han encontrado dificultades para su uso. Por ejemplo, se ha observado que en cada paciente los probióticos actúan de una manera diferente además de existir una gran variedad de cepas y combinaciones de ellas, cada una con resultados diferentes en función de los síntomas psicológicos que presente el paciente.5

Nutrición y eje intestino-cerebro

Uno de los principales reguladores de la microbiota es la dieta, por lo que es esencial una correcta alimentación para una microbiota sana. Se recomienda evitar una dieta rica en azúcares y grasas, pues se ha observado que influye en la microbiota y en el comportamiento de forma negativa,6 pues hay una disminución de Lactobacilli, los cuales son los mayores productores de ácidos grasos de cadena corta, moléculas con gran poder neuroprotector.

Se recomienda, asimismo, una ingesta adecuada de ácidos grasos poliinsaturados, como Omega-3, por su poder antiinflamatorio en las vías neurológicas, vitaminas B6 , B12 y alimentos probióticos y prebióticos.7


1 Zhou L, Foster JA. Psychobiotics and the gut-brain axis: in the pursuit of happiness. Neuropsychiatr Dis Treat. 2015 Mar 16;11:715-23. doi: 10.2147/NDT.S61997. PMID: 25834446; PMCID: PMC4370913.Sebastián Domingo JJ, Sebastián Sánchez B. Psiconeuroinmunología en el síndrome del intestino irritable[Psychoneuroimmunology in irritable bowel syndrome].

2 Gastroenterol Hepatol. 2015 Aug-Sep;38(7):413-6. Spanish. doi: 10.1016/j.gastrohep.2015.01.005. Epub 2015 Mar 10. PMID: 25767001

3 Margolis KG, Cryan JF, Mayer EA. The Microbiota-Gut-Brain Axis: From Motility to Mood. Gastroenterology. 2021 Apr;160(5):1486-1501. doi: 10.1053/j.gastro.2020.10.066. Epub 2021 Jan 22. PMID: 33493503; PMCID: PMC8634751.

4 Dinan TG, Cryan JF. The impact of gut microbiota on brain and behaviour: implications for psychiatry. Curr Opin Clin Nutr Metab Care. 2015 Nov;18(6):552-8. doi: 10.1097/MCO.0000000000000221. PMID: 26372511.

5 Mörkl S, Butler MI, Holl A, Cryan JF, Dinan TG. Probiotics and the Microbiota-Gut-Brain Axis: Focus on Psychiatry. Curr Nutr Rep. 2020 Sep;9(3):171-182. doi: 10.1007/s13668-020-00313-5. Erratum in: Curr Nutr Rep. 2020 Jun 5;: PMID: 32406013; PMCID: PMC7398953.

6 Bruce-Keller AJ, Salbaum JM, Luo M, Blanchard E 4th, Taylor CM, Welsh DA, Berthoud HR. Obese-type gut microbiota induce neurobehavioral changes in the absence of obesity. Biol Psychiatry. 2015 Apr 1;77(7):607-15. doi: 10.1016/j.biopsych.2014.07.012. Epub 2014 Jul 18. PMID: 25173628; PMCID: PMC4297748.

7 García Salvador A. , Quintela Antolinez S., Horrillo Furundarena I. , Aróstegui Uranga S. , Bilbao Sevillano A., Villaran Velasco M. , Meana Martínez J.J., Goñi de Cerio F., Enfermedades mentales y nutrición saludable. Nuevas alternativas para su tratamiento, Rev Esp Nutr Comunitaria 2021; 27(1)

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